MAGNATES RUSOS Y ÁRABES SALIERON AL RUEDO DEL FUTBOL UNA PREVIA A 2 MUNDIALES QUE PROMETEN
En la última década, la entrada de capitales provenientes de jeques árabes y empresarios rusos ha cambiado el mapa futbolístico en particular.
Clubes y franquicias pequeñas pasaron a ser superpotencias.
Ligas y competencias que no figuraban ni se televisaban, hoy son un gran mercado para representantes y deportistas que se ven seducidos por grandes cantidades de dinero.
Todo este mar de dólares que van y vienen junto a muchas sospechas comienza en el año 2003 cuando un joven ruso de 36 años por aquel entonces compra un club de mediana repercusión de la Premier League inglesa: Roman Abramovich desembolsaba algo más de 200 millones de dólares para comprar el Chelsea Football Club.
Gastó 1300 millones de euros en concepto de refuerzos : Drogba, Torres, Robben, Schevchenko, Anelka y Essien son algunos de los apellidos de esa lista. 10 años después, el Chelsea ha logrado ser un equipo de primera línea mundial y ha conseguido 13 títulos.
Otros empresarios rusos se han animado a salir al ruedo futbolístico. , un empresario de 45 años y número 136 en la lista de la revista Forbes de los hombres más ricos del mundo, compró al desconocido Anzhi de la liga rusa y lo ha convertido en un actor importante a la hora de desembolsar dinero por jugadores de primera línea.
De hecho, compró a Samuel Eto´o tras su exitoso paso por Inter de Milán y actualmente es el jugador mejor pago del mundo.
En cuanto a los dólares teñidos de petróleo árabe, el pionero en estas cuestiones fue Jeque Mansour de la familia real de Abu Dhabi, quien compró al Manchester City, equipo mediano de la Premier hasta ese entonces, y llevo a los ciudadanos a lograr el trofeo de la Premier luego de casi 40 años.
El jeque desembolsó más de 1000 millones de euros en fichajes como los de Tevez, Ballotelli, Silva, Nasri entre otros.
Otros que se animaron a transformar el “oro negro” en jugadores fueron el jeque Hamad bin Jassem bin Jabr Al Thani, dueño del fondo que adquirió el PSG y a Ibrahimovich, Cavani, Thiago Silva y Lavezzi, entre otros. Bajo su conducción.
El último caso fue el del jeque Abdullah Al Thani, quien en 2010 adquirió al Málaga, de la liga española.
No sólo comprando clubes fue que los más ricos de arabia se han presentado en el fútbol.
Han hecho de su liga local un verdadero paraíso de dólares y con eso han atraído a jugadores de calidad mundial que de no mediar tal cantidad de dinero ni se habrían planteado jugar en aquellas ligas: Cannavaro, Batistuta y Raúl son algunos de los seducidos por el dinero y por la tranquilidad que significa jugar en una liga no tan exigente como la árabe.
Con todos estos casos el mapa del deporte se ha cambiado de manera sustancial.
El otro lado de la historia una enorme crisis que vive la Europa Central se hace muy difícil para los equipos que no cuentan con una gran billetera poder competir a ese nivel.
De ahí se explica la desigualdad en las ligas europeas y la poca competencia que tienen los “grandes” de cada país en sus certámenes locales.
La FIFA desea corregir, controlar y actuar en consecuencia y no transformar el fútbol en el capricho de los ricos, algunos opinan que sí.
Un análisis mas frío muestra un trabajo previo bien planificado para que el negocio futbolístico no decaiga nunca.
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