viernes, 13 de enero de 2012

DANIEL TILGER EL ETERNO GOLEADOR


GLORIA XENEIZE AHORA JUGANDO EL EL XENEIZE CATAMARQUEÑO

Comenzó profesionalmente en Boca Juniors en 1989, pero sus posibilidades de jugar eran pocas. En 1991 se trasladó a Colombia, donde pasó los siguientes ocho años jugando para varios clubes de primera división como el Atlético Junior, Independiente Santa Fe, Deportivo Cali, Millonarios y América de Cali, entre otros.
En la liga colombiana, construyó su reputación como un jugador carismático y controvertido que se metió en problemas más de una vez.
Sin embargo, en el campo demostró ser un delantero letal que anotó más de 100 goles en partidos de la liga.
En 1999 regresó a Argentina y fichó por Unión de Santa Fe. En 2002 fue transferido a Argentinos Juniors, antes de unirse a Nueva Chicago, donde juega hasta el año 2004. Después de su temporada en Mataderos, fue contratado por Lanús.
Como granate Tílger jugó hasta junio de 2005, y posteriormente firmó para Tiro Federal, donde terminó su época en la Primera División argentina en 2006.
Al año siguiente, continuó jugando en el regionalizado tercer nivel, la Primera B Metropolitana con El Porvenir. 
En 2008 Tílger cruzó el Río de la Plata y se unió al club de segunda división uruguaya de Durazno FC, donde fue parte del equipo hasta 2009 y un año después se convirtió en el técnico del club. En 2010, recomendado por Claudio Biaggio, decidió regresar al país para formar parte del club Ferro Carril Sud de Olavarria, que milita en el Torneo Argentino B de fútbol.
Policial de Catamarca es su equipo actual, donde ya también con 41 años escribió su capítulo en la Copa Argentina.
Circulo Policial es un club que milita en el Argentino B, pero en este nuevo torneo federal donde participan todas las categorías le toco en 32 avos de final un rival como Instituto de Córdoba, que actualmente pelea la punta del Nacional B de ascenso y derrotó 4 a 0.


Su presente lo comenta en esta entrevista de la revista Leo.
-¿Cómo te sentís hoy, a los 41 años y en Atlético Policial? 
-Bien, la verdad es que más que nada agradezco a Dios por este momento, por lo que estoy viviendo. Prácticamente había terminado mi carrera y es una bendición estar en Atlético Policial después de muchos años jugando en distintas ciudades y en Colombia. Tener la posibilidad de formar parte de un equipo que no es conocido pero que tiene logros y humildad, y que hoy está en un lugar importante, me hace sentir muy bien.
 -¿Y hay Tilger para rato? 
-No sé, soy de los que viven el momento. Estoy bien, con un poco de soledad porque mi familia está en Buenos Aires, pero con la tranquilidad de tener gente conocida que está constantemente conmigo. Uno por sacrificio hace estas cosas. Pero el apoyo de todo el mundo es incondicional. Eso es lo que me hace levantar temprano para entrenar y seguir jugando. No sé qué pasará mañana, hoy es maravilloso.
-¿Tuviste que adaptar tu juego a la edad? No es lo mismo que hace diez o quince años…
-Sí, pero la diferencia se siente más que nada cuando termino de jugar un partido. Soy agradecido a mis compañeros, que me dicen: “Viejito, no corras tanto, nosotros te ayudamos” (risas). Este reconocimiento me llena de orgullo y me hace estar en el campo. Me voy adaptando: tengo 41 y sigo corriendo, nunca tuve lesiones importantes, la voy llevando bien. El técnico (Juan Angel Bernuncio) me dice: “¿Querés jugar en el primer tiempo, entrar en el segundo o todo el partido?”. Hace un par de semanas jugué por primera vez los 90 minutos y lo sentí.
 -Cuánta importancia toma ahora ese partido de veteranos. Y casualmente la camiseta tiene los mismos colores que la de Boca. 
-Sí, empecé en Boca y quizás termine en Atlético Policial con los mismos colores. Disfruto estar acá. Mucha gente hizo un esfuerzo enorme para que yo llegue. Estoy en deuda y espero seguir pagando con más goles. Desde su nacimiento el 3 de Agosto de 1970 en Ciudad Evita, jugó en 18 clubes, son jugadores de fútbol con todas las letras, hoy ya dejó 6 goles en Catamarca. 
Recordar a estos fenómenos de la historia del fútbol es un placer y un deber.

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